«La característica del “cielo” es que allí se cumple indefectiblemente la voluntad de Dios o, con otras palabras, que allí donde se cumple la voluntad de Dios, está el cielo. La esencia del cielo es ser una sola cosa con la voluntad de Dios, la unión entre voluntad y verdad. La tierra se convierte en “cielo” si y en la medida en que en ella se cumple la voluntad de Dios, mientras que es solamente “tierra”, polo opuesto al cielo, si y en la medida en que se sustrae a la voluntad de Dios.»
Joseph Ratzinger, Jesús de Nazaret.