Más y más personas nos han estado preguntando últimamente «¿A que te referís con la palabra místico?» Parece que hay un montón de nociones borrosas y confusas y simples ideas erróneas sobre la palabra. Y, sin embargo, quizás es una de las palabras más importantes que apuntan hacia una verdad fundamental acerca de quiénes somos. El misticismo se relaciona con el tema sobre cómo podemos llegar a vivir dentro de la plenitud de nuestra verdadera naturaleza.

En un sentido muy real, porque el misticismo se refiere a la esencia de la vida, es audaz incluso para tratar de definirlo. Las palabras son insuficientes, a menudo en la forma de tratar de entenderlo. A lo que se refiere la palabra «mística», es a una calidad de presencia que está más allá literalmente y antes que cualquier palabra. Sin embargo, y al igual que otros, nos sentimos obligados a tratar de acercarnos lo más que podemos a concebir su significado ya que habla de nuestra naturaleza original. Les pedimos perdón de antemano por la terrible insuficiencia del lenguaje y los límites de nuestra propia visión de estos reinos de un misterio infinito sagrado.

Un místico es alguien que, por encima de todo en la vida, desea saber, pero no en el sentido de saber intelectual, sino sobre la verdad más profunda de la existencia. El místico, sin embargo, mira más allá de un foco exclusivo o preocupado de esta supervivencia terrenal o auto actualización hacia algo más. Él busca descubrir la verdad más profunda de nuestro ser como almas encarnadas, a fin de comprender nuestro mayor potencial como reflejo de Dios, para hacer realidad nuestra plenitud en el terreno de todos. El interés primordial en la vida de el místico es descubrir la verdad, para conocer a Dios, para comprender toda la naturaleza del hombre. El místico ve todo lo que corresponde a la vida como una oportunidad abundante de descubrir, comprender y expresar lo Divino.

El Misticismo florece de una curiosidad insaciable de entender las preguntas esenciales de la vida: asuntos de Dios, de la creación, del infinito y del potencial humano de conocer la verdad. El místico es, en realidad, el último científico que, mirando más allá de lo aparente o evidente en todos los asuntos, pregunta: «¿Es esto que estoy viendo una realidad o ilusiones que derivan del temor?» «¿Qué existía antes de este sentido de realidad?» «¿Qué existía antes de mis construcciones mentales, mis creencias, mi propia identidad?» «¿Quién es este que observa y se auto refleja?» «¿Qué es la propia fuente de la vida?»