Escuchamos a nuestros pensamientos todo el tiempo y ellos nos influyen notablemente. Note que sus pensamientos siguen adelante pase lo que pase y, aunque cierre sus ojos y note su diálogo interior, igualmente seguirán su curso. ¿Son de ayuda nuestros pensamientos y están en alineación con nuestra idea de felicidad y en la búsqueda de nuestros objetivos? ¿O son, más bien, críticos y se encuentran llenos de juicios de valor? ¿Qué estás escuchando? ¿Qué te impulsa, las críticas o los elogios?

La otra noche tuvimos la oportunidad de enseñar en una clase en donde le sugerimos a cada persona que escanee y observe sus pensamientos, notando especialmente lo que escuchan de ellos en general; y luego les pedí que compartan sus resultados. La mayoría dijo que escuchaban lo negativo de sus propios pensamientos.

Los pensamientos que escuchamos manifiestan nuestra realidad, la realidad en la que vivimos. La paz de la mente es un trabajo interno que debe ejercitarse. Así que, ¿cuál es el secreto para lograrlo? Imagine un escritorio desordenado con muchos papeles amontonados. Cuando su escritorio esté limpio, seguramente se va a sentir más productivo; la mente funciona de igual manera. Utilice esta analogía: imaginate cerrando tus ojos y, reuniendo todos tus pensamientos, ponlos en una habitación y cierra la puerta. Luego podrás abrir la puerta en cualquier momento que quieras.

El espacio que una vez ocuparon ahora está abierto, despejado. Concéntrate en tu respiración. Recuerda “concentrarte en la respiración”, cada vez que los pensamientos reaparezcan, envíalos a la habitación, y continúa concentrándote en la respiración y notarás el silencio y la paz que acahece.

Inicialmente, este ejercicio puede parecer muy difícil y un desafío a la experiencia. Dos segundos sin que «sucedan» los pensamientos de una persona es un gran logro y con la práctica podrás disfrutar de esta tranquilidad de tus pensamientos por más tiempo. Cada día de práctica desarrolla un poder de la fuerza interior para cambiar tu vida.