Para muchos, es puramente el ego, el orgullo y el egoísmo. Algunos prefieren perder plausibilidad que perder la imagen. Nunca «aparentar estar mal o encontrarse mal” es el equivalente a “siempre estar bien”. Nunca estar mal le da a ellos poder y superioridad moral, o, al menos, la ilusión de esto! Usualmente he encontrado conversando con algunas personas que algunos se preocupan mas por ellos mismos que por sus propios cónyuges, familiares, hijos, amigos, el país o hasta incluso por Dios! Vi atrocidades cometidas por personas quienes preferían estar bien (en sus propios ojos) que admitir públicamente que se equivocaron.
Hay personas, que han eligido en el interior de sus almas y de su pensamiento, un camino y una posicion antes de que algo imprevisto suceda, un lugar en donde ellos nunca se encuentraran mal. Entonces, pasan el resto de su vida tratando de demostrar que están bien! He escuchado historias de hijos de personas adultas que, me contaban en la intimidad de una sesión de entrenamiento, cómo su padre le había hecho mal y ellos NUNCA admitían las cosas que hacían mal. «Nunca escuchó su padre diciendo: Lo siento, me equivoqué.» Le pregunté, «¿Nunca?» Recuerdo una hija diciéndome que fue abusada sexualmente por su padre durante años; cuando lo enfrentó, años más tarde, el le negó el episodio totalmente!
El debate de por qué las personas mienten y son deshonestas debido a la inseguridad personal, el miedo, la conducta, la personalidad tímida, la baja autoestima y los gustos se convierte en un insulto para aquellos que fueron ofendidos y es un psico-balbuceo barato para confundir a la verdadera Cuestión: el egoísmo y el orgullo. No hay nada más que eso! En su forma extrema, la negación de un hecho incorrecto esta mal enjaulada en el patio interior de la mayor parte del corazón. Para otros, se trata de esquivar las consecuencias de su conducta.
‘Aquel que esté libre de pecado que tire la primera piedra’.
Como asiduo seguidor de su página, me animo a participar para aportar una crítica, sentida, reconociendo de antemano que a menudo miento, fanfarroneo, y suelo ser muy egoista. Por eso precisamente me observo y trabajo eso cada día para luego tratar de desmontarlo orgánicamente en meditación mediante comprensiones resolutivas.
Todo lo que des-cubro en este trabajo reflexivo de autoobservación es abominable, no me gusta. Pero ese sentimiento suelo recalificarlo en culpa, que alimenta al ego y por eso creo que no hay arrepentimiento sincero hasta que finalmente cambio. El cambio es el único perdón.
Así pues, lo primero es reconocer el ego en mí mismo. Es mucho más rentable utilizar a la gente como ‘espejos’ de mí mismo que criticarlos sin más. Por lo tanto mientras el espejo me ofrece de manera práctica ver aquello que yo soy, la crítica reverbera fundamentalmente en mí, que soy el altavoz, pues soy el que lo dice o escribe. Y me afecta, claro.
En mi opinión, la redacción de sus artículos parece escrita por personas que también ‘aparentan’ no tener ego y que ‘piensan que piensan positivo’ . Quizás sea este nuestro oasis, el lugar donde nos sentimos bien porque nos parece beber de las aguas del conocimiento pero.. en qué nos diferenciamos de ‘la gente’ entonces? quizás en que decimos cosas bonitas? o en que sabemos que existe la mentira y el orgullo? conocer eso no implica tener disuelto eso ni mucho menos.
Así pues, parece obvio que hablar en tercera persona es afirmar que uno está al margen de ser orgulloso, vanidoso, lujurioso o mentiroso. Y a mi me sucede que al oir hablar (o escribir) así a alguien, recibo toda esa carga egoica de un orgullo no trabajado que da la impresión de permitirse, ya no juzgar, sino más bien sentenciar a los otros: la gente es así (punto). Y eso es lo que no me encaja. Y no parece que se trate tampoco de pretender ser humilde en ocasiones, porque tiene ese mismo sabor auqnue sea el otro lado de la moneda. El que es humilde no sabe que lo es, simplemente lo es.
En fín, reciban un fuerte abrazo y todo mi ánimo y apoyo para su bonito proyecto.
Aquiles.
Barcelona.
Aquiles qué buena reflexión. La comparto por completo.
Y quisiera compartir mi experiencia: aunque yo me encuentro en el lado de los que no suelen mentir o fanfarronear, cuando leo artículos como el que nos ocupa, procuro hacer siempre una autocrítica igualmente. En ese sentido he podido darme cuenta que hay algunos motivos por lo que sí era capaz de mentir, y así, al identificarlos, poder buscar otras alternativas a la mentira.
Por poner un ejemplo explicativo, podría llegar a mentir por vergüenza a confesar un hecho que por otra parte consideraba íntimo. La alternativa a no mentir sería creerme con el derecho a preservar mi intimidad y tener el valor de declarar que es un tema sobre el que no quiero profundizar con esa persona en cuestión.
En definitiva, reconozco que leo este tipo de artículos, aparte de para desarrollarme personalmente, en concreto el tema de las mentiras, para intentar comprender a las personas que me han mentido, pero he encontrado al profundizar en este tema, también otro camino de desarrollo personal.
Un saludo.