Mayormente, las personas de hoy en día alternan sus actividades entre dos ámbitos bien diferenciados. El trabajo, por un lado, y el descanso y el ocio, por el otro. En general, no puede decirse que las personas sean felices en sus trabajos, dado que difícilmente les agradan las actividades que realizan en los mismos. Por supuesto, hay honrosas excepciones, pero temo no equivocarme al pensar que la mayoría de las personas no es feliz en su trabajo, dado que allí hacen cosas que no les gustan.
Dado que el trabajo no solamente es desagradable sino también cansador –y más cansador cuanto más desagradable es–, la máxima aspiración cuando se está dentro del trabajo es estar fuera de él para descansar, anhelando entregarse al ocio y al bienestar de “pasarla bien”, suprema aspiración nihilista de nuestra cultura. La intrascendente rutina repetitiva recientemente manifestada que va desde el trabajo cotidiano desagradable al descanso ocioso extra laboral, no tarda en echar profundas raíces en la vida de las personas, de manera tal que, cuando la mencionada rutina se ha implantado, la vida de la persona puede reducirse simplemente a eso: del trabajo a casa –a descansar– y de casa al trabajo.
No hace falta aclarar la necesidad del trabajo y del descanso para la vida de las personas. No hacemos una crítica de ello aquí. Tanto el trabajo como el descanso y el ocio son actividades esenciales en la vida de las personas y deben tener una prioridad acorde a ello. El problema surge, sin embargo, cuando toda la vida de una persona se reduce a ello: solamente trabajar en una labor que difícilmente le agrade, y como término opuesto, el deseo profundo e inquebrantable de escapar de dicha labor para descansar y pasarla bien. El anhelabo «bienestar» que propone nuestra cultura.
El hombre contemporáneo, de este modo, se encuentra preso en la dinámica ciertamente nociva entre dos polos opuestos: un trabajo de algún modo desagradable, que no lo plenifica, y un tiempo de descanso, que si bien hace que la persona la pase mejor, tampoco lo plenifica. Pues, dada la comentada dinámica, ¿dónde aparece el ser humano genuino, el ser espiritual, que se manifiesta en obras y en actos en este mundo? En ningún lado; y así está nuestro mundo. Renunciando a ser auténticamente humano, el ser humano se ha animalizado pasando sus días alternando entre la labor rutinaria y el descanso, que siempre es un descanso para volver a esa labor.
Quién elige ese modo de vida para sí vive –como dijo un pensador– una vida de silenciosa desesperación. Habiendo renunciado a su humanidad, elige debatir sus días simulando ser más un animal de carga que un ser humano. Trabajo y descanso; eso lo define. El ser humano genuino allí no aparece. Sí lo hace el hombre mediocre que se contenta solamente con eso. Quien no es mediocre ha de haber encontrado la grieta creativa que aquí proponemos para manifestar nuestra humanidad al mundo, nuestro ser interior más profundo y genuino. En actos y en obras.
¿Entonces no debemos trabajar ni descansar? Por supuesto que debemos hacerlo. El problema aparece cuando eso es lo UNICO que hacemos. Cuando nuestra vida se ha reducido solo a eso. Cuando nuestra mediocridad estructural no busca la grieta.
¿Qué es la grieta de la que aquí se habla? Es un espacio intermedio entre el trabajo y el descanso para que el ser humano pleno realice aquellas actividades que lo plenifiquen, para que manifieste su vocación sino puede hacerlo en su trabajo, para que aprenda y estudie lo que le gusta, para que ayude a su prójimo, para que realice actividades sociales significativas, para que pase tiempo en oración al servicio de Dios, etc. En definitiva, para que agregue valor humano al mundo, ni más ni menos.
¿Dónde está la mencionada grieta? Donde nosotros queremos que esté. Nosotros mismos debemos generarla, buscando un espacio entre nuestras actividades rutinarias para que podamos encontrar tiempo para manifestar nuestro ser más pleno, aquellas actividades para las que hemos nacido, las que el mundo espera de nosotros para ser mejor. Si no generamos nuestra grieta, nuestro espacio creativo para ser genuinos y humanos no aparecerá. Si no agregamos valor espiritual al mundo, seguiremos viviendo vidas de silenciosa desesperación, sumidos en la más genuina u auto elegida mediocridad, pues nuestro camino de vida siempre es nuestra propia y auténtica elección.
Por Hugo Landolfi
Realmente es un articulo muy interesante y a la vez muy practico. Nos desafia a buscar las cosas que nos daran un sentido de proposito y de plenitud sin dejar de cumplir con las obligaciones basicas de la vida. Convencido que Dios nos planeo con un fin en mente y que trabaja continuamente en nosotros basicamente para que seamos instrumentos utiles para beneficio de otros y tambien para nuestro propio sentido de realización. Fiel a la costumbre,dejo un pasaje de las Escrituras que pueden ser un aporte al tema. «No vivan ya según los crtiterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que grato, lo que es perfecto.» Romanos 12:2 (DHH)
Dice por ahi una frase «Cuando el alumno esta preparado el maestro aparece», sin embargo hay algunos que se quedan esperando el momento en que llegue el maestro; probablemente en esa espera podamos descansar, pero para abrir nuevas alternativas. En el descanso es posible encontrar en actividades que no realizabamos ideas, reflexiones caminos que inusitadamente encontramos.
Estoy de acuerdo con Leonel, de nada nos sirve, si todo es trabajo, como dice eclesiastes, «todo es vanidad,debajo de los cielos»(El predicador)Ec.1. Todos, estamos en un plan para Dios, creados, para cumplir un fin, mas alla de lo que vuestros ojos ven y oido oye.Solo debemos despertar,y saber escuchar,de esa manera, podremos elegir un mejor camino,para que nuestra vida,sea mas hermosa.
Me parece parte de la locura en que vivimos, absolutamente inconcientes, buscando una grieta para respirar y manifestarnos en nuestra esencia en vez de ensanchar la grieta hasta que sea todo nuestro horizonte.
Y a mi parecer lo que sucede es que la raiz misma de nuestra cultura esta en un cuento equivocado, al servicio del dinero, y prescindente del amor, hemos enloquecido y hacemos paradigmas en base al testimonio de terceros que han existido en tiempos muy remotos.
Toda nuestra manera de pensar debe ser revisada, todo paradigma confrontado, cada principio cuestionado, lo que esta pasando es terrible, los seres humanos ya no tienen vida, buscan una grieta en el tiempo si es que la máquina del dinero les deja una disponible. Y lo terrible es que no nos damos cuenta, seguimos marchando en el sendero del sin sentido como si durmieramos, ni siquiera reaccionamos frente a la destrucción de nuestro habitat y al peligro de extinción que nos afecta, no seriamos los primeros en desaparecer, pero si los primeros en autodestruirnos.
A mi me parece que se trata de un proceso lento, que empezó en la epoca de las cavernas, poco a poco nuestro comportamiento debe alcanzar la sincronía que tienen las celulas de nuestro cuerpo o las notas de una partitura musical, sucederá cuando abandonemos los dogmas y busquemos las soluciones, cuando aprendamos el respeto y habitemos en el amor.
Se trata de la natural evolución, todos los seres vivos se adaptan a sus circunstancias y «aprenden» para rediseñarse y sobrevivir.
Debemos poner la mente a nuestro servicio y no estar al servicio de ella. Es un asunto de conciencia.
A_K
Por otra parte no le veo nada de malo a «pasarla bien», comparto con el Dalai Lama que el sentido de la vida es la busqueda de la felicidad y comprendo perfectamente la visión de los nihilistas, alguna vez la tuve por que no entendía el amor y de lo único que peca es que es extremadamente racional.
Y no creo en la existencia del «hombre mediocre», nadie lo es, cada uno es resultado de sus circunstancias y distinciones y todos hacemos lo mejor que podemos. Aquellos que pueden destacar por sus realizaciones no tienen ningún mérito, solo se han visto priviligiados por sus distinciones, y estas normamente nos las enseñan cuando aun somo niños.
Nuestro objetivo como sociedad debería ser nuestra auto reestructuración en busca de la armonia sin limitaciones dogmaticas, abiertos al futuro.
A_K
Y finalmente y perdonen que me extienda, a mi parecer la claves es que el trabajo inspirado en el talento y el deseo de realización de cada cual, no cansa, al contrario, llena de energía y alegría. Es el otro trabajo al servicio del sin sentido el que agota y nos mata en la rutina de ser engranajes de una máquina monstruosa que a pesar que nos está destruyendo, inevitablemente será destruida, ya sea que reaccionemos a tiempo y la desarticulemos o bien se auto destruya al extinguirnos.
Tengo la esperanza de que reaccionaremos a tiempo como especie y que podremos heradaremos un planeta habitable y humanizado a nuestros nietos.
A_K
La responsabilidad es una actitud que le pone algo de «pasión» al trabajo, evita la rutina y el «¿para qué?». El orgullo por el trabajo bien hecho también pero se pone fiero cuando va cambiando en «…y nadie me felicita…».El asunto de la rutina es un gran problema. Porque hay una actitud equívoca y es difícil de arreglar. Aunque la actitud oriental de «hacer una cosa a la vez y bien» puede ayudar mucho. La concentración en lo que uno hace descansa la mente y cambia la problemática interior. No entiendo mucho lo de la «grieta», porque pareciera ser una tercera cosa, como un hobbie.
En realidad no es un problema de cómo se trabaja sino de las personas que trabajan. El otro día recordé que en mi juventud existía el lugar común de la «alienación del hombre en la sociedad moderna» y su paradigma era NY donde se daba el «enormemente solo rodeado de millones de personas». ¡Qué tiempos! Y seguimos…
muchas gracias ————-
En lo personal me gusto el articulo y mas que nada porque viene a fortalecer alguans ideas que hace tiempo me han estado viniendo en mente, personalmente me declaro en gran parte de mi tiempo inmerso en este estilo de vida, trabajo casa y viceversa, pero como les comentaba arriba, he tenido momentos de reflexion en los que creo que debo cambiar mi estilo de vida y dejarle algo mejor ya no al mundo, aunque sea a la gente que me rodea y principalmente a mi familia e hijos, alguien comento que no entendio la de la grieta, yo lo que entiendo es realizar actividades que nos hagan crecer como personas, ya sea tocar un instrumento, la lectura libros con buen contenido, socializar, practicar algun deporte, etc, ect. Espero que mi comentario no ofenda a nadie y poder seguir participando en esta pagina que acabo de encontrar.
Un afectuoso saludo!
ESTOY DE ACUERDO con Rodelo ese espacio de grieta lo estoy practicando en ayudar a la gente a mi alrededor…mi familia
Que observación tan «sanadora». Encontrar hueco para esa grieta creativa es fundamental.
Este aspecto es un espacio «obligatorio» para hacer cosas agradables, creativas, reaprender, a «oler, saborear, degustar y tocar de verdad», recuperar los sentidos adormecidos. Lo digo porque hace tiempo que sólo pienso en pagar las facturas, en atender 800 temas insulsos y nimios para sobrevivir a nivel profesional, sin descansar, sin dormir bien y mi espacio creativo está a «Cero».
Pero el domingo pasado tuve mi momento «inspirado». Fui a coger nueces con mi madre y mi hija pequeña. Hacía tiempo q no veía el viejo nogal y pensé que ya ha sobrevivido a mis abuelos y a mi padre, generoso, silencioso y agradecido, bello por todos los costados. Cada año nos regala nueces deliciosas sin darle muchos cuidados, con las que mi madre hace luego unas pastitas riquísimas. El reencuentro fue de lo más refrescante y renovador: el olor a matorral húmedo, el sol otoñal acariciando tímido nuestras caras, mi pequeña hija descubriendo aquí un caracol, allá un gusano y su asombro por la belleza de las cosas más simples y cotidianas de la naturaleza, yo le enseñé el verdadero nombre del árbol, que se llama nogal y no «nuececero», ella me recordó cómo volver a mirar por primera vez las pequeñas cosas, «fíjate bien mamá, mira, mira…» ¿no lo ves?