La contemplación proviene de la raíz de las palabras latinas «cum templum» (como en un templo) y del término griego que significa cortar o dividir, y significa separar algo de su entorno y encerrarlo en un sector. La contemplación es la traducción latina de la palabra griega «teoría» (theoria). En un sentido religioso, es un tipo de oración o meditación. Dentro de la Cristiandad Occidental, está relacionada con el misticismo y expresada en trabajos por los teólogos místicos Santa Teresa de Avila y San Juan de la Cruz.

En el Cristianismo Oriental la contemplación se entiende como la dirección de todas las facultades de la propia conciencia hacia Dios o hacia cosas divinas. Cultivar una comprensión y relación con lo divino. Muchas religiones comparten el concepto de contemplación. La Universidad Naropa, por ejemplo, ofrece un programa de Maestría en educación contemplativa en el contexto del Budismo. La contemplación fue una parte importante de la filosofía de Platón. Para Platón, a través de la contemplación el alma podría ascender al conocimiento de la Forma del Bien o en otras formas divinas.

Las palabras contemplación y meditación a veces tienen significados opuestos en las tradiciones Occidentales y Orientales. En el Occidente, la contemplación se puede referir a una dirección de la mente hacia Dios y la espiritualidad (cristianismo) o hacia el Bien (platonismo), mientras que la meditación puede implicar un ejercicio mental específico y dirigido como la visualización de una escena religiosa o la consideración de un pasaje escritural. En el Oriente, sin embargo, las definiciones de estos dos términos pueden ser revertidas.

La contemplación como una práctica, es encontrar una resonancia mayor en el Occidente, tanto en los negocios (por ej. El libro de Peter Senge – [La Quinta Disciplina]: El arte y práctica de la Organización de Aprendizaje con inteligencia emocional) como en una red académica de una diversa gama de disciplinas y universidades desde la arquitectura, pasando la física, o hasta las artes liberales. En el cristianismo católico, a la contemplación se le da gran importancia para el decubrimiento del yo y para el desarrollo de una vida ética y moral. El «modelo teológico» de la Iglesia Católica, según lo que escribió Santo Tomás de Aquino: «Es necesario para el bien de la comunidad humana que haya personas que se dediquen a la vida de contemplación»; otra cita aquí. Uno de sus discípulos, Josef Pieper comentó: «Para esto es la contemplación, la que preserva en medio de la sociedad humana, la verdad la cual es al mismo tiempo inútil y el criterio de cada uso posible, de modo que también es la contemplación la que mantiene a la verdad final a la vista y le da sentido a cada acto práctico de la vida».