Una de las acepciones que podemos utilizar para comprender aquello a lo que la palabra conciencia se refiere, implica asociarla con nuestro modelo interpretativo de la realidad. Así, nuestra conciencia, entendiendo por esto a todo el mundo del que somos concientes, y cómo es él mismo, es nuestro estado de conciencia actual.

Si también dijimos que nuestra capacidad de ser felices se encuentra relacionada con dicho modelo, podemos decir que el camino a la felicidad es un camino de expansión de la conciencia. Esta expresión, «expansión de la conciencia», se refiere a un camino mediante el cual el modelo interpretativo de una persona se va ajustando cada vez más a la realidad. A lo que el mundo en verdad es y no a lo que creemos en nuestro modelo que es. Podemos asociar, entonces, la felicidad a nuestra capacidad para ser realistas, en el sentido de que nuestro modelo interpretativo, del cual nunca vamos a poder deshacernos, sea lo más fielmente parecido a la realidad. A modo de ejemplo podemos plantear una comparación: si el modelo interpretativo que poseemos de la realidad fuera como una fotografía de la misma, podemos decir que el mismo se ajustará tanto más a la realidad cuanto más realista sea la fotografía. El problema es que vivimos en mundos interpretativos notablemente distorcionados, los cuales si los comparamos con la realidad, no se parecen casi en nada. Por eso sufrimos y somos infelices, porque creemos que nuestro mundo distorisionado es el mundo real. Creemos que nuestro mapa es el territorio, pero hemos de recordar que el mapa siempre será un mapa, y que el territorio será siempre algo mucho más grandioso y extraordinario de lo que cualquier mapa pueda representar.

Ser felices se encuentra, entonces, al alcance de la mano. No es fácil, por supuesto, pero es posible. Debemos expandir para ello nuestra conciencia actualizando nuestro modelo intepretativo para que, cada vez más y paulatinamente, se parezca a la realidad.

Conciencia de la víctima y el protagonista

El modelo de víctima a protagonista, plantea y propone abandonar una de las mayores distorsiones interpretativas de las personas. El mismo se encuentra en la base de muchos problemas y sufrimientos de las personas, además que incluye el problema de la responsabilidad humana. Realizar el pasaje de víctimas a protagonistas, lo cual vamos a intentar ayudarlo a realizar, es simplemente un primer y pequeño paso en el camino de la expansión de la conciencia y, por ende, un gran paso en el camino de la felicidad.

Tomado del libro «De víctima a protagonista» de Hugo Landolfi