La expresión en lengua latina «homo homini lupus» significa «el hombre es un lobo para el hombre». Corresponde, como todos sabemos, a una cita del texto «Asinaria» del escritor Plauto que vivió hacia el año 200 a.C. Fue popularizada, sin embargo, por un filósofo del siglo XVIII llamado Thomas Hobbes el cual consideraba que una de las notas características de la esencia humana es el egoísmo, por intermedio del cual el hombre mismo termina siendo su propio verdugo, es decir, un lobo para el hombre.
La distribución de la riqueza del mundo actual parecen dar la razón a esta idea. La presentación «Una aldea global» nos simula a la población entera del mundo como siendo de cien personas y nos brinda reveladores detalles de como viven cada una de esas 100 personas.
A nuestra manera de ver, el hombre puede ser un lobo o un dios, dependiendo de lo que haga él mismo con su propia vida. No tenemos un destino predeterminado como seres humanos sino que el mismo se encuentra en nuestras propias manos. Lo que seamos en vida dependerá enteramente de lo que hagamos día a día con nuestra propia vida. Mi texto «De víctima a protagonista» puede ayudarlo en ese camino, si usted lo desea.
No olvide ver la presentación: La aldea global. Nos agradaría recibir vuestros comentarios sobre la misma.
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Parece que esta frase que un día tuvo un sentido en el contexto en que fue escrita, adquiere una relevancia capital a la hora de aplicarla a la despenalización del aborto: el hombre puede ahora disponer libremente de la vida de otra persona y si así lo desea privarla para siempre de la existencia so pretexto….no faltan
Corresponde, como todos sabemos, a una cita del texto “Asinaria”
Yo la verdad es que no tenía ni idea, por lo que quizá no tenga cabida en este foro… 🙂
la felicidad va unida al egoismo
excelente articulo en el ultimo parrafo marcas una tendencia que vivencia dia a dia en la humanidad te felicito saludes….
Vale citar este concepto del gran filósofo Schopenhauer, que reafirma la frase de Plauto, popularizada por Hobbes:
«El hombre es en el fondo un animal salvaje, una fiera. No lo conocemos sino domado, enjaulado en un estado que se llama civilización. Por eso retrocedemos con terror ante las explosiones de su naturaleza. Que caigan, no importa cómo, las cadenas del orden legal, que estalle la anarquía y entonces se verá lo que es el hombre.
El estado no es más que el bozal que tiene por objeto volver inofensivo a ese animal carnívoro, el hombre, y hacer que tenga el aspecto de un herbívoro.