Nuestros titulares se encuentran llenos de historias de personas buenas que desembocan en el mal camino. Ellos aparecen en las noticias matutinas, en las tapas de los diarios, y esparcidos en los periódicos semanales. Estas penosas historias se han convertido, de muchas maneras, en una obsesión nacional. Estamos muy ocupados proyectando sobre aquellas personas que vemos en los medios, y pensamos: “Está loca”, “Es un completo idiota”, “¿Por qué arriesgaría tanto?”. Creemos que estamos juzgando a las personas cuyos errores ocurren en el centro de la atención pública nacional, pero en realidad nos estamos viendo a nosotros mismos. Innumerables actos de auto-destrucción y sabotaje se llevan a cabo en nuestras familias, comunidades, e incluso en nuestro círculo de amigos, y no somos del todo conscientes de ello.

Auto destrucción

A la mayoría de nosotros nos enseñaron que si, simplemente, nos envolvemos a nosotros mismos en una capa suficiente, creando una persona lo suficientemente convincente o escondiéndonos detrás de una atractiva máscara, las personas no descubrirán (e incluso, nosotros no descubriremos) que somos imperfectos, defectuosos e inseguros. Es completamente agotador mantener ocultos y negados varios aspectos de nosotros mismos. Eventualmente, al igual que una pelota empujada contra el fondo de una pileta, salen a la superficie y nos golpean en la cara. El acto de esconder quien verdaderamente somos y avergonzarnos de los aspectos de nosotros mismos que son menos perfectos es lo que genera nuestra desconexión del mundo, lo que no nos deja alcanzar nuestros más preciados sueños. Ése es el nacimiento del auto-sabotaje.

Todos tenemos aspectos de los cuales queremos deshacernos, entonces decimos: “Yo no quiero ser egoísta como mi madre. No quiero enfadarme como mi padre”, pero el hecho es que todos somos egoístas y nos enfadamos, a veces. Nuestra tarea, si queremos ayudar a nuestro prójimo y a nosotros mismos, se basa en mostrarles a las personas cómo llevarse bien con todos los aspectos de su humanidad, cómo amar los aspectos de nosotros mismos que hemos odiado tanto para que seamos libres de ser quienes somos en cada momento de nuestra vida, a cada hora del día. La esencia de este viaje es el amor propio. Cuando nos amamos y aceptamos todo y cada una de nuestras características particulares, establecemos entonces un alineamiento interno. Y, por supuesto, cuando hayamos alineado nuestro mundo interior, todo cambiará, incluyendo el modo en que nos vemos a nosotros mismos, el modo en que vemos a las otras personas, el modo en que tratamos a las personas en nuestras relaciones, y el modo en que nos relacionamos con el mundo global.