«El significado de nuestra existencia no es inventado por nosotros mismos, sino más bien descubierto». – Victor Frankl

Llega un momento en la vida en el que dejamos de tratar de jugar y empezamos a centrarnos en los objetivos profundos de nuestra vida. Para algunos, esto suele ocurrir muy temprano. Lamentablemente, para otros esto no llega a suceder pues no reconocen esta revelación por más edad que tengan. Hay personas de 70 años de edad que se encuentran contentos de gastarse y derrochar cada noche, de participar en peleas, de conquistar mujeres en los bares locales o de tumbarse frente a la TV a consumir programas de televisión basura. Esto nos dice que la edad no necesariamente demuestra la sabiduría.

Despertar el crecimiento de nuestro yo

Algunas actitudes proactivas se pueden reconocer cuando nos vemos obligados a adoptar una actitud más madura para nuestra vida, porque nos vamos a encontrar estudiando mas profundamente. Vamos a leer más y a devorarnos cientos de artículos de Wikipedia para aprender un tema que nos preocupa, por ejemplo. Viviendo en la superficialidad llega un momento en el cual nuestra mente se encuentra tan agotada por el placer y las formas inmediatas de satisfacción que surge un nuevo deseo que sólo puede ser satisfecho a través de una búsqueda más significativa y profunda. Es el eterno dilema en que se encuentra el hombre: superficialidad (mediocridad) o profundidad.

Este punto decisivo es el nacimiento de su verdadera búsqueda de las profundidades de su personalidad para encontrar su objetivo claro en la vida y un recto obrar ético. Estimula su anhelo recién descubierto hacia el crecimiento personal. En cada jornada, encontrará que a veces se topará con cosas que parecerán inicialmente prometedoras. Se encontrará entusiasmado por estas perspectivas durante semanas, o incluso meses, mientras lo vaya investigando. Se preguntará si encontró su verdadero propósito, pero el sentimiento se desvanecerá una vez que encuentre un nuevo interés, el cual parecerá contener una verdad más prometedora y el ciclo se repetirá. Esto es completamente normal y es lo esperado. Abrace el presente y un día se aventurará en un camino del cual nunca se cansará.

«Incluso si eres el mas
pecador de todos los pecadores,
aunque atravieses todos los pecados,
siempre persevera por el camino del conocimiento.

Como el fuego reduce la madera a cenizas,
de la misma manera, O Arjuna,
el fuego del conocimiento reduce
a cenizas la superficialidad».
Bhagavad Gita