Podríamos pasar todo el día repitiendo “Soy confidente y exitoso”, y llegar a la conclusión de que no logramos motivarnos y de que las afirmaciones positivas no funcionan. Y en cierto sentido, esto es cierto dado que no hay mucho más que repetir las palabras.

Para comenzar a reflexionar y entender el tema consideremos que si, por ejemplo, volvemos a re pensar sobre uno de nuestros más típicos pensamientos negativos: “soy inútil”, el mismo pensamiento podría evocar imágenes de nuestro pasado de haber sido criticados o ridiculizados por nuestros padres o por algún profesor. Quizás recordemos el no poder hacer una tarea perfecta y el sentirnos tontos. Y estas imágenes refuerzan las palabras, haciéndolas mucho más poderosas al recrear los sentimientos de sentirse inútil, y por lo tanto, tendemos a creer en esas palabras.

Afirmaciones positivas

Por lo tanto, parece que la parte importante de una afirmación es el sentimiento con el que asociamos esas palabras. Esta es la clave para darse cuenta que la sensación de las palabras utilizadas son las que pueden afectar el poder de una afirmación. Si podemos cambiar nuestros sentimientos, podremos cambiar nuestros pensamientos, y, por lo tanto, nuestras creencias.

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